El toro croata

Hace unos días hablábamos de la similitud de Slaven Bilic con el protagonista de "Taxi Driver", Travis Bickle. La película estuvo dirigida por Martin Scorsese y protagonizada por Robert De Niro, que, unos años después decidieron volver a trabajar juntos. De esa re-unión, salió la también genial "Toro Salvaje". Esa película narra la ascensión de un boxeador a los cielos, ganando casi todos sus combates, y llegando a ganar el título de peso medio. Ese título se va haciendo más pesado, y Jake LaMotta (Robert De Niro), que es como se llama el boxeador, empieza a ponerse muy celoso de su mujer, y llega a autoconvencerse de que le es infiel con su hermano, que a la vez es su manager. Echa a su hermano de su vida, y su mujer se empieza a mostrar muy arisca con él, hasta el punto de no hablarle. De ahí, que en pocos días pierde su título, y al cabo de unos años decide retirarse por problemas de peso. Su mujer se divorcia y se lleva al niño, y él acaba en la cárcel. Al final decide empezar una nueva vida como humorista en clubes nocturnos.



Croacia ayer fue eliminada de esta Eurocopa, en la que se habían dipositado tantas esperanzas. Un grupo que mezclaba experiencia en las líneas defensivas, y juventud en las ofensivas. De echo, Olic tuvo más de 4 ocasiones claras a su favor, pero la suerte no les estaba de cara. El partido empezó con los turcos con el balón, manteniéndolo y llegando a crear peligro con disparos lejanos. A partir de ahí Croacia se lavó la cara y logró la posesión, poniendo cerco a la portería turca, fantásticamente defendida por Rustu. Las ocasiones llegaban, e Ivica Olic tuvo una ocasión clarísima que envió al larguero. Turquía estaba encerrada atrás, y cuando recuperaba la pelota solo hacía una cosa, perderla. Niko Kovac estuvo en una de sus mejores noches, recuperando pelotas y ayudando atrás, además de motivar a sus compañeros. Luka Modric me sorprendió gratamente, pensaba que no era capaz de coger las riendas de un equipo cuando se llegaba a los partidos decisivos, pero ayer demostró que lo puede lograr, y de forma muy correcta. El peligro croata llegaba desde las bandas, Rakitic o Pranjic por la izquierda, o Modric cayendo a banda desde la derecha, consiguiendo abrir la defensa turca y dejar muchos espacios a Olic y a Kranjcar, que no estuvo en su noche más acertada, seguramente porque Bilic insiste en colocarlo ahí, sabiendo que no es su posición. La segunda parte llegó, y el juego siguió igual, pasando por algunos instantes de dominio turco, pero la mayoría dominada por Croacia. Las ocasiones se sucedían, Olic volvió a fallar, Rakitic le pegó mal y la mandó a las nubes, y Srna botó una gran falta por la que se tuvo que estirar Rustu. Se llegó a la prórroga, y a los nervios. Las jugadas eran empezadas con mucho miedo, y Turquía empezó a sentirse a gusto. Tenía la pelota, llegaba (aunque desde lejos) y ponía en apuros a Pletikosa. Y cuando parecía que el partido acabaría en empate apareció Modric, le puso un balón en la cabeza fatal de Klasnic, y este se adelantó al defensa y marcó después de la acción de Rustu. Parecía que se había acabado el partido, pero yo no lo veía del todo tramitado. De todos es sabida la capacidad de Fatih Terim para motivar a sus jugadores a pesar de sus adversidades, y que inculca a sus equipos el luchar en los minutos finales con todo. Pues bien, al minuto, Rustu mandaba un balón al área, la pelota cae muerta en el borde del área, los defensas no se entienden y nadie va a buscarla, y llega Semih Sentürk y le quita las telarañas a la escuadra. Bilic se fue a quejar porque decía que el gol estaba fuera de tiempo, y tenía razón, se añadió un minuto y el gol llegó acabado ese minuto, pero no nos vamos a compadecer por eso. La cuestión es que llegaron a los penaltys, en los que Turquía tenía la baza de que Terim los ensaya en casi cada entrenamiento, y los croatas tenían a un portero especializado en parar los penaltys, Pletikosa. Modric tiró el primero y falló, por eso venía insistiendo en que los penaltys los tirara Niko Kovac. A partir de ahí, Croacia se puso nerviosa, aunque aún así, Pletikosa podría haber parado un penalty que se comió. Al final 3-1 para los turcos en penaltys, y pasan a semifinales, donde se encontrarán con Alemania.



El espectáculo del partido llegó en la banda, donde se encontraban los dos técnicos. Bilic estuvo todo el partido lamentándose de los fallos como si los hubiera errado él, e incluso llegó a celebrar el gol de Klanic como si fuera suyo. También se encaró con Mejuto, por la protesta del gol, cosa que hizo que interviniera el Rosetti para calmar los ánimos.



También me gustaría ensalzar el carácter que les da a sus equipos Fatih Terim, siendo constantes en todo el partido, parar llegar al final y poner la directa. En fin, que ayer cayó mi favorita, y que me alegro por Arda y por Terim, porque se merecen estar en las semifinales. Esperemos que el mediapunta de Galatasaray esté más activo contra Alemania que contra Croacia, y que le haga varios rotos a la defensa germana.